Para mis amigos lectores de este BLOG:
Acaba de salir de la imprenta una "Reseña histórica" sobre la vida de mi tío el Padre Luis Mellado, a modo de apuntes previos a la redacción de su BIOGRAFÍA que pienso escribir en un futuro próximo. Celebraría recibir comentarios y otras observaciones a este texto. Si alguno de mis lectores desea recibir la "Reseña" citada, que me lo haga saber por los medios adecuados. Gracias.
PRÓLOGO del autor a la edición de la "Reseña"
Fue a los once años de edad, en el año 1951, cuando por
primera vez, que yo recuerde, estuve al lado del sacerdote de Cristo, Luis
Mellado Manzano. Mi madre, que era su hermana, me llevó a la Iglesia del
Seminario Menor de Granada en donde a finales de junio de aquel año el recién
ordenado presbítero celebró su primera Misa. Fui su monaguillo.
En mi juventud tuve algunas oportunidades de acompañarlo en
sus labores apostólicas y viajes con la célebre “Vespa” que a todas partes le
llevaba. En aquellos días pude saber de su apasionado amor por Cristo, lo que
me cautivó e hizo que yo también le siguiera. A menudo tuve la oportunidad de
ver y experimentar cómo todo su cuerpo y su espíritu vibraban en los momentos
de su mayor cercanía al Maestro, en los momentos de la Consagración del pan y
del vino eucarísticos. Algunos le llamaron “el cura loco”. No lo estaba, fue un
Profeta. Durante los meses de su enfermedad en la casa de mis abuelos, sus
padres, allá por la primavera del año 1957, supe – porque él me lo contó - de
su predilección por los pobres. No entendía el Evangelio sin hacer suyo el amor
que Cristo tuvo por los más necesitados.
En los últimos años de su exilio en Granada aproveché la
oportunidad para estar con él varios días y para hablar de “sus amores y de sus
dolores”. Su amor a Cristo que lo había llamado a ser su sacerdote, su amor a
los predilectos del Maestro, los más pobres, y su amor a sus hijos de la ciudad
de Tacna en Perú, adonde la Divina Providencia le había enviado como misionero
del Evangelio. Entretanto él mismo llegó a ser también un peruano. Supe también
de su gran dolor, aquel que le propiciaron los Obispos de su Iglesia, que no
entendieron o no pudieron encarnar en sus mutuas relaciones la paternidad que
el espíritu y la letra de los documentos del Concilio Vaticano II anunciaban.
Supe de sus luchas y sufrimientos y supe también que al final sólo quería
obedecer a aquel que lo envió, el mismo Cristo. “¡Amo siempre al Obispo porque
lo quiere Cristo, le respeto como representante de Cristo, y le obedezco como
quiere Cristo!”, me dijo. Pero la historia demuestra que los Obispos a menudo
no le entendieron.
Le prometí escribir su BIOGRAFÍA, lo que me agradeció. Con
una sonrisa me despidió y me dijo: “No olvides, sobrino, lo que dijo nuestro
Señor Jesucristo: "¡La verdad os hará libres!”
Como anticipo a la redacción y publicación de su BIOGRAFÍA,
entrego hoy a los familiares y amigos una primera y (breve) reseña histórica
sobre la vida de mi tío, el presbítero Luis Mellado Manzano.
Francisco Nuño Mellado