viernes, 11 de marzo de 2011

Respetar lo sagrado

Recordaba yo esta mañana las palabras que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, pronunció días pasados en la rueda de prensa celebrada en la Moncloa junto al presidente chileno Sebastián Piñera. Al comentar las medidas de ahorro energético adoptadas por el Gobierno español ironizó la postura del jefe de la oposición, Mariano Rajoy, diciendo que “hablara con Dios” y que le dijera después cómo debería hacerlo mejor. Rajoy se había limitado a decir que “hacía falta un plan como Dios manda” y no lo que acababa de anunciar el portavoz del Ejecutivo. Al pronunciar la frase tan “chistosa y ocurrente” R. Zapatero miró a los periodistas esperando, pienso yo, las risas y el aplauso de la concurrencia. Doy fe de lo que digo, porque lo pude contemplar en la televisión. Deprimente hasta el no va más. La actitud del presidente me recordó a un chistoso que teníamos en nuestra clase y que se crecía con la bazofia de sus chistes e historietas sexistas y anticlericales. No recuerdo haber oído nunca de boca de un presidente de gobierno europeo de nuestros tiempos citar de forma tan banal la palabra “Dios”. ¡Ha tenido que ser el español! Así nos va.

Con estos pensamientos en la mente repasé las noticias del día y me encontré con una que trae María Isabel Serrano en el ABC de Madrid. Me refiero al sacrilegio de la capilla universitaria del campus de Somosaguas ocurrido ayer. No sé si los jóvenes que invadieron el espacio de culto y “realizó actos ofensivos contra la Iglesia católica y los creyentes” sabían de la noticia comentada al principio de esta reflexión, pero instintivamente me vino a la mente el refrán español “cría cuervos y te sacarán los ojos”. El mal gusto y la depravación se han instalado en la Universidad Complutense, comenta el periodista. Entre los más de setenta jóvenes que irrumpieron en el recinto había un grupo de chicas que en el transcurso del acto, rodeando el altar, se desnudaron de cintura para arriba y danzaron entre los aplausos de los gamberros. El propio rectorado ha abierto una investigación “para delimitar posibles responsabilidades”.

En nuestros días parece que se le ha perdido desgraciadamente el respeto a lo sagrado. Una muestra de ello es para mí el comentario del jefe del Gobierno que vengo relatando. Alfonso Aguiló, comunicador de la escena virtual católica (ver: www.interrogantes.net), escribía hace poco que “en la sociedad actual –escribo glosando ideas de Joseph Ratzinger–, gracias a Dios, se multa a quien deshonra la fe de Israel, su imagen de Dios, sus grandes figuras. Se multa también a quien vilipendia el Corán y las convicciones de fondo del Islam. Sin embargo, cuando se trata de lo que es sagrado para los cristianos, la libertad de opinión aparece como un bien supremo cuya limitación resultaría una amenaza contra la tolerancia y la libertad.”

Vivimos en un país, España, que cuenta con raíces cristianas evidentes. Los esfuerzos de la clase política en el poder por hacer desaparecer todo vestigio cristiano en la sociedad son patéticos, algunas de sus expresiones denotan además una evidente falta de respeto por aquellos ciudadanos que apuestan por los valores de una fe que recibieron de sus mayores y según la cual desean conformar su vida y sus relaciones mutuas.

Cuando decido cerrar mis apuntes de este viernes, los medios de comunicación nos traen las tremendas y tristes noticias del terremoto y del tsunami en el Japón. Una vez más las catástrofes de la naturaleza muestran la pequeñez y limitación del ser humano. Admiro a los japoneses también por su profundo sentido y respeto por todo lo sagrado. Que el buen Dios les ayude a superar los efectos de esta tremenda destrucción. Con ellos nuestra solidaridad.

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