viernes, 28 de enero de 2011

¿Penélope Cruz o Nicole Kidman?

Algunos miembros de mi familia son, somos, simpatizantes de Penélope Cruz. Una de las actrices más bellas del momento cinematográfico español, con su mirada penetrante y unos ojos que se destacan por su cuidado maquillaje. Aunque yo de eso no entiendo, dicen algunos que se suele dar también unos toques de colorete en la punta de la nariz para suavizar la zona. Quiero además añadir que su marido, Javier Bardem, despierta aquí y allá cierta admiración. Nació Penélope en la misma población que una de mis nueras, así que podemos considerarla como vecina de la familia, e igualmente al señor Bardem, por aquello de la cercanía conyugal.
Quizá por esta vecindad hemos recibido con simpatía la noticia del nacimiento de su primer hijo el pasado fin de semana. Según cuentan, y esta es la buena noticia, dio a luz después de nueve meses de su feliz embarazo en una clínica de Beverly Hills, en California. Parece que allí tienen asegurada la intimidad y la discreción ante la prensa rosa. Les alabo el gusto.

Tres semanas antes, la también famosa actriz del momento e integrante de las listas de nominadas para los Oscar de este año, Nicole Kidman, anunciaba la llegada de su segunda hija al domicilio familiar. En el comunicado que dio a la prensa para anunciar el evento, agradecía a sus amigos y a la “Gestational carrier” por la inestimable ayuda prestada para que ella y su marido pudieran alegrarse con las bendiciones del momento. La traducción de estas dos palabras inglesas sería “portadora del embarazo”, nosotros lo conocemos como “madre de alquiler”. Sus paisanos, los australianos, le han montado la marimorena, criticándole duramente el calificativo dado a la mujer que aceptó prestar su seno para este fin, porque las palabritas escogidas tienen en inglés – eso escriben – una connotación sumamente negativa; dicen que se podría traducir por “máquina incubadora”. El conocido diario australiano The Australian (The Heart of the Nation) le critica que con estas palabras ha quitado todo rastro de humanidad a la mujer que alimentó con su cuerpo durante nueve meses a la niña que ahora ella celebra como su propia hija.

Leía estos días, que en una de sus últimas audiencias, el Papa Benedicto XVI llamaba la atención una vez más sobre el hecho de que “en el pensamiento moderno se ha desarrollado una visión reductora de la conciencia, según la cual no hay referencias objetivas en determinar lo que vale y lo que es verdad”. Estoy convencido de que si la transmisión de la vida la separamos del acto de entrega mutua y amorosa de los esposos, y la reducimos a un mero proceso de producción estamos instrumentalizando al hijo. Es la dura y perversa realidad que hoy vivimos en nuestro mundo, al que llamamos civilizado. Parece que entre los regalos de la última Navidad en la casa de la Kidman – la niña llegó al mundo el 28 de diciembre – se encontraban el mítico perfume de la firma Chanel ‘No. 5’ y la niñita Faith Margaret, que así la han llamado sus flamantes “padres”. El hijo como objeto de deleite para los progenitores o como artículo de consumo …….. ¡Se lleva, y hay que tenerlo!

El asunto de las así llamadas “madres de alquiler” es uno más de los episodios negros de nuestro mundo. Se sabe que en Estados Unidos y en otros países la profesión de “cargar con el embarazo” de niños de otros padres está siendo un negocio de cifras gigantescas. Los gastos que supone el alquiler de un vientre, sumado a las comisiones de las agencias y abogados, ascienden entre tanto a cifras que rondan los 100.000,-- dólares americanos por caso. También en la India se legalizaron en el año 2002 estos increíbles alquileres, y hoy el sector factura alrededor de 450 millones de dólares (336 millones de euros). Los expertos lo llaman explotación de la pobreza.

En la mayoría de los países de nuestro entorno este negocio está prohibido, gracias a Dios, pero las mafias de tráfico de seres humanos lo han incorporado desde hace años a sus oscuros negocios. Ahí está el caso de la denuncia que hizo hace algún tiempo la “Radio Vaticana”: en Italia, ya no se trata sólo de explotar a las jóvenes extranjeras de los países del Este por medio de la prostitución. Ha surgido una nueva forma de explotación más cruel. Son utilizadas como si fueran fábricas de hijos, alquilando el propio útero. En el centro de acogida “Regina Pacis” de Lecce, al sur de Italia, se atienden a mujeres procedentes de Ucrania y Moldavia sometidas a la más cruel trata de blancas, y que forman parte de este negocio de las “madres de alquiler”.

Tengo que confesar, que al escribir sobre este tema siento en mi interior un sentimiento de gran dolor. A pesar de ello, y porque quise tanto a mi madre, a la mujer que me llevó durante nueve meses en su seno y de la que tanto recibí, quiero hoy denunciar esta práctica tan inhumana que los medios rosa nos “venden” como algo normal. Seguiré apostando por las mujeres como Penélope Cruz que han elegido el mejor camino. A éstas, en la maravilla de su embarazo, también les sienta bien el ´No. 5’ de Chanel, y lo que es mejor, sus hijos se lo agradecerán toda su vida.

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